Fuenllana, un pueblo castizo

Fuenllana, un pueblo enclavado al sureste de Ciudad Real que goza de una situación geográfica privilegiada y que coincide con el centro del Campo de Montiel y situado cerca dos importantes pueblos como Villanueva de los Infantes y Villahermosa, es el lugar que acoge a nuestro coto de caza ‘El Crespo’.

Fuenllana o ‘Fuenteplana’, como aparece en los textos antiguos, conserva todo el tipismo de los pequeños pueblos manchegos. Su paisaje llano, con suaves lomas alteradas por cerros aislados, los campos abiertos y la mayoría rotulados hacen que la principal actividad de la zona sea el cultivo de cereal y el olivar, además de la gran importancia de la caza menor.

Este pueblo castizo apenas supera los 300 habitantes y es un lugar donde básicamente viven de la agricultura tradicional y de las aguas de la zona.

A la entrada del pueblo nos encontramos con un puente de piedra antiguo con calzada, por donde discurre el arroyo Tortillo.

Fuenllana está protegido por las lomas y colinas de su alrededor y es un pueblo lleno de calles estrechas por las que se puede pasear tranquilamente. Tiene su emplazamiento a pie de un antiguo castillo, el cual, ha determinado en sus calles una traza irregular y pendiente con manzanas irregulares. Sus edificios son de piedra, cal, madera y teja.

Su Ayuntamiento fue construido sobre el antiguo convento de San Agustín y es la localidad natal de Santo Tomás de Villanueva, hombre de muchas letras y arzobispo de Valencia.

Fuenllana

La presencia de Santo Tomás de Villanueva en Fuenllana determinó que en un futuro se instalasen en el pueblo varios miembros de la Orden Agustina a la que él perteneció, los cuales, fundaron un convento sobre la casa de su familia.

Fuenllana, un pueblo manchego.

Entre sus monumentos podemos destacar el Convento de la Orden de San Agustín, la Iglesia-Fortaleza de Santa Catalina y la Casa de la Inquisición.

Fuenllana cuenta con cuatro plazas: plaza de la Calle Iglesia, Plaza de Santo Tomás de Villanueva, Plaza de D. Antonio Rodríguez Huescar y Plaza de Convento.

En estos montes y llanos vive la ágil perdiz roja.  La calidad de nuestros cotos es excelente para la caza de esta ave, donde el ojeo es único en el mundo.

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